El contínuo de Alfred Kinsey
Con el objeto de además de definir esquematizar los componentes de la orientación sexual o de la preferencia de género, Alfred Kinsey en la década de 1950 entrevistó a 5,300 hombres y a 5,940 mujeres en torno a diversas áreas de su vida sexual. Una de las preguntas era cuántas parejas de cada sexo habían tenido, encontrando que el 28% de las mujeres alguna vez habían tenido una respuesta erótica ante otra mujer y que el 37% de los hombres la habían tenido con otro hombre en algún momento de su vida.
Con base en este estudio propuso la existencia de un continuo heterosexual, bisexual y homosexual en el que todos los seres humanos se colocan en algún punto. Este continuo lo expresó en una gráfica con siete columnas numeradas de cero al seis y cruzadas por una diagonal que discurre desde el número uno hasta el cinco (figura 1).
Figura 1: Continuo heterosexual, bisexual y homosexual de Kinsey.
En la columna 0 ubicó a los heterosexuales que nunca habían tenido ningún contacto o actividad homosexual, en la columna 1 ubicó a los heterosexuales que sólo habían tenido actividad homosexual incidental, en la columna 2 a los heterosexuales cuya actividad homosexual era más que incidental, en la columna 3 a aquellos cuya actividad era por igual heterosexual y homosexual (conocidos como bisexuales), en la columna 4 a los homosexuales cuya actividad heterosexual fue más que incidental, en la columna 5 a los homosexuales que cuya actividad heterosexual era incidental y en la columna 6 a los homosexuales que nunca habían tenido ningún contacto o actividad heterosexual.
Este continuo, con todo lo novedoso que fue en su momento y con lo importante que ha sido el trabajo de Kinsey para que se reconozca la existencia de la bisexualidad, tiene algunas limitaciones. Una de ellas es que incluye a la práctica sexual, a la fantasía y la atracción erótica en el mismo marco; y por otra parte, detrás del continuo está la idea de que un heterosexual que tiene actividad homosexual incidental o más que incidental no deja de ser heterosexual, lo mismo con los homosexuales que tienen alguna actividad heterosexual, y sólo quien se ubica exactamente en el punto intermedio es considerado bisexual en toda regla. De esta forma, se admiten diferentes niveles de heterosexualidad y de homosexualidad, pero sólo uno de bisexualidad.
Héctor Castillo Ortiz
Psicólogo y sexólogo clínico
México, D. F.
hcastilloortiz@prodigy.net.mx
Bibliografía:
- Álvarez-Gayou, J. L. (2011): Sexoterapia integral. Editorial El Manual Moderno, México.
- Crooks, R y Baur, K. (2010). Nuestra sexualidad. Cengage Learning. México.
- Hyde, Janet y DeLamater, John (2006): Sexualidad humana. McGraw-Hill, México.
- Rubio, E., y Díaz, M. (2004). Antología de la Sexualidad Humana. Ediciones CONAPO-Porrúa, México.