La dimensión biológica de la sexualidad
Las explicaciones biológicas de la conducta sexual en general se han basado en el concepto del instinto y esta idea de una fuerza innata ha demostrado ser muy útil, pero hasta ahora los científicos han fracasado en definir de modo suficientemente específico lo que significan términos como instinto, impulso o pulsión.
Una explicación más sencilla y probable es que los humanos y otros animales participan en encuentros sexuales porque les son placenteros, y en estos casos el incentivo está en el acto mismo más que en sus posibles consecuencias.
El término sexo, que se circunscribe dentro de la dimensión biológica de la sexualidad, se refiere a la serie de características físicas determinadas genéticamente, que colocan a los individuos de una misma especie en algún punto del continuo que tiene como extremos a los individuos reproductivamente complementarios.
Para los seres humanos, en un extremo se encontrará la mujer con capacidad reproductiva y en el otro el hombre con la misma condición, y en caso de darse una relación coital entre ellos, existe la posibilidad de que se lleve a cabo un proceso de fecundación que daría como resultado un nuevo ser.
A lo largo de ese continuo podemos encontrar diferentes puntos intermedios donde se localizan aquellas personas que tienen como peculiaridad el no tener la posibilidad de fecundar o de ser fecundados, como por ejemplo los bebés, los niños y las niñas antes de la pubertad, las mujeres después de la menopausia y durante el climaterio, los hombres y las mujeres que utilizan o que se han sometido a procedimientos anticonceptivos temporales o definitivos, o bien que por diversas razones están imposibilitados para reproducirse, etc. Así pues, todos ellos estarían colocados en diversos puntos sobre esta línea, pero por su incapacidad reproductiva no se ubican en los extremos.
Al centro se encuentran las personas denominadas hermafroditas, o más correctamente pseudohermafroditas o estados intersexuales (que es un trastorno de la diferenciación sexual), del griego hemaphroditos, joven de gran belleza hijo de Hermes y de Afrodita de quien estaba enamorada la ninfa Salmacis sin ser correspondida. La mitología cuenta que estando el joven bañándose en una fuente, Salmacis se unió a él sin su consentimiento y pidió a los Dioses que sus cuerpos formasen uno solo, por lo que se le representa como un joven con pecho de mujer o con la figura de Afrodita con genitales masculinos.
Como se habrá podido observar por su definición, sexo es un concepto puramente biológico y para su estudio se divide en ocho dimensiones distintas:
- Sexo gonadal, dado por la presencia ya sea de ovarios o de testículos.
- Sexo génico, configurado por los genes, origen de todo el fenotipo (apariencia física) y del genotipo (conformación de los genes que estructuran a los cromosomas).
- Sexo cromosómico, que se refiere o que se relaciona con los cromosomas (XX para las mujeres o bien XY para los hombres).
- Sexo hormonal, que es el resultado de la acción de las hormonas ya sean "masculinas" (andrógenos) o "femeninas" (estrógenos y progestágenos).
- Sexo de órganos sexuales pélvicos internos, que se refiere a la presencia o a la ausencia de dichos órganos como por ejemplo el útero o la próstata.
- Sexo de órganos sexuales pélvicos externos, que se refiere a la presencia o a la ausencia de los órganos sexuales externos, como la vulva o el pene.
- Sexo cerebral, que se refiere a las diferencias neuronales anatómicas y funcionales entre el cerebro del hombre y el de la mujer. Por ejemplo, el cerebro de la mujer tiene un mayor número de conexiones (sinapsis) en algunos núcleos del hipotálamo.
- Y el sexo relativa a los caracteres sexuales secundarios o al sexo somático, como por ejemplo el grosor de la voz, el vello facial, la forma de las caderas, etc. que son diferentes en los hombres y en las mujeres.
Es interesante hacer notar que desde el momento de la concepción o de la fertilización de un óvulo por un espermatozoide, todos los productos concebidos están destinados a ser mujeres debido a las siguientes razones:
- Los órganos sexuales pélvicos internos de la mujer (los dos tercios internos de la vagina, el útero y tubas uterinas o trompas de Falopio) se desarrollan a partir del conducto de Müller, cuya estimulación no requiere de ningún factor hormonal ni genético y por lo tanto se considera el camino natural de la diferenciación sexual.
- Los órganos sexuales pélvicos externos de la mujer (clítoris, labios vulvares mayores y menores) se desarrollan a partir del tubérculo genital, del engrosamiento labio-escrotal y del surco urogenital respectivamente, cuya estimulación tampoco requiere de ningún factor hormonal ni genético y por lo tanto también se considera el camino natural de la diferenciación sexual.
- Los órganos sexuales pélvicos internos del hombre (epidídimo, conducto deferente y vesículas seminales) se desarrollan a partir del conducto de Wolf, cuya estimulación requiere de testosterona, del gen responsable de la producción de la proteína citosólica nuclear receptora de andrógenos (PCNRA) y del gen responsable de la producción de la sustancia inhibidora de los conductos de Müller (SICM) o sustancia de Jost, y por lo tanto no se considera el camino natural de la diferenciación sexual.
- Los órganos sexuales pélvicos externos del hombre (glande del pene, escroto y rafé medio) se de-sarrollan a partir del tubérculo genital, del engrosamiento labio-escrotal y del surco urogenital respectivamente, cuya estimulación requiere de la 5a-reductasa, la enzima responsable de la conversión de testosterona (inactiva) en dihidrotestosterona (activa). En ausencia de la 5a-reductasa estas estructuras no se diferenciarán hacia lo masculino, y por lo tanto este tampoco se considera el camino natural de la diferenciación sexual.
Autor: Héctor Castillo Ortiz
Actualizado: 3 de Septiembre, 2018