Diagnóstico de la espina bífida
La espina bífida se puede diagnosticar durante el embarazo o después de que nace el bebé.
La espina bífida oculta puede que se diagnostique en la niñez avanzada, en la edad adulta, o tal vez nunca.
Durante el embarazo
Durante el embarazo se realizan pruebas (exámenes prenatales) para detectar espina bífida y otros defectos de nacimiento.
- Alfafetoproteína (AFP): es una proteína que produce el bebé en formación. Se trata de una prueba sencilla de sangre que mide la cantidad de AFP que ha pasado del bebé al torrente sanguíneo de la madre.
Un nivel alto de AFP puede indicar que el bebé tiene espina bífida. La prueba de AFP puede ser parte de la llamada “prueba de detección triple”, en la que se busca detectar defectos del tubo neural y otras anomalías.
- Ecografía: Es un tipo de fotografía del bebé. En algunos casos, el médico puede ver si el bebé tiene espina bífida o encontrar otra causa que explique los niveles altos de AFP. Frecuentemente, la espina bífida puede verse con esta prueba.
- Amniocentesis: Es una prueba en la que el médico toma una muestra del líquido amniótico que rodea al bebé en la matriz. Los niveles de AFP en el líquido amniótico más altos de lo normal pueden indicar que el bebé tiene espina bífida.
Después de que nace el bebé
En algunos casos, la espina bífida puede que no sea diagnosticada sino hasta después del nacimiento del bebé. El médico utilizará estudios de imagen, como rayos X, resonancia magnética (MRI) o tomografía computarizada (TC) para ver mejor la columna vertebral y los huesos de la espalda del bebé.
Algunas veces, la espina bífida se diagnostica solo hasta después de que nace el bebé, ya sea porque la madre no recibió cuidados prenatales o porque la ecografía no mostró una imagen clara del área afectada en la columna vertebral.