Dieta como factor de riesgo del cáncer de próstata
El cáncer de próstata es el segundo tipo de cáncer más frecuentemente diagnosticado en hombres en todo el mundo, siendo Norteamérica una de las áreas en donde más se diagnóstica, mientras que el continente asiático es el lugar que presenta la menor cantidad de casos.
Ante esta situación surge la duda ¿por qué esto es así?
Bueno, el tema del cáncer es complejo, pero en cuanto a la alimentación, múltiples estudios ha propuesto que los hábitos alimentarios juegan un papel fundamental.
Las teorías se basan en que la dieta del continente americano es alta en grasa, baja en fibra, además de que predomina el consumo de carne roja y de productos procesados.
Mientras tanto la dieta oriental (Asia), se caracteriza por ser alta en fibra, baja en grasa, hay un alto consumo de pescado y un mínimo consumo de alimentos refinados.
Los principales factores alimentarios que han sido asociados con el riesgo de contraer este padecimiento son los siguientes:
Consumo de grasa saturada
La grasa alimentaria es el objeto de la mayoría de los estudios, diversas investigaciones han revelado que el consumo de una dieta alta en grasa puede aumentar el riesgo de contraer este mal.
Un alto consumo de grasa saturada proveniente de alimentos como embutidos, frituras, comida rápida y alimentos procesados por ejemplo: galletas rellenas y bollería; se vincula como un factor de riesgo nutricional para desarrollar cáncer de próstata, de hecho se estima que los hombres con una dieta alta en grasa tienen una probabilidad 1,8 veces mayor de desarrollarlo en comparación de los hombres que tienen una dieta baja en grasa.
Consumo de carne roja
En un estudio estadounidense del año 2008 y en otro europeo publicado en el año 2011, se encontró que un alto consumo de carne roja, se vincula con el carcinoma prostático.
Las explicaciones causales se basan en que la carne roja es una de las principales fuentes de grasa saturada de la dieta, además de que su consumo puede promover la inflamación (proceso asociado al cáncer) debido a su composición de ácidos grasos saturados.
Para disminuir el riesgo, se recomienda consumir carnes rojas menos de dos veces por semana y al momento de consumirlas, se debe evitar cocinarlas fritas, ya que la fritura aumenta el contenido de grasa del alimento.
También es importante el nivel y temperatura de cocción, ya que al cocinar las carnes rojas a altas temperaturas (>200°C como a la parrilla y asado) en donde la carne queda negra, tostada o carbonizada, se aumenta la formación de compuestos como las aminas e hidrocarburos aromáticos policíclicos, ambos compuestos conocidos por tener potencial para promover el desarrollo del cáncer.
Dra. Stephanie Cordero Araya
Nutricionista.
PRONUT Asesoría Nutricional.
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GeoSalud, 04 de agosto del 2015