Uso médico de la marihuana
Nauseas y vómitos
Anorexia y caquexia
Espasticidad
Síndrome de Tourette y otras enfermedades del movimiento
Dolor
Prurito
Glaucoma
Epilepsia
Asma
Dependencia y síndrome de abstinencia
Síntomas psiquiátricos
Hiperactividad/TDAH
Enfermedad de Alzheimer
Enfermedades autoinmunes, inflamatorias y alérgicas
Miscelánea, síndromes mixtos
Hay mucha diferencia sobre el conocimiento del uso médico del cannabis y los cannabinoides en las distintas patologías.
Mientras para las nauseas y vómitos asociados a la quimioterapia contra el cáncer, anorexia y caquexia en el VIH/SIDA, crónico, en especial el dolor de origen neurológico, espasticidad en la esclerosis múltiple y lesiones medulares hay gran evidencia de su beneficio como medicamento, para otras muchas indicaciones como la epilepsia, pruritos y depresión hay menos datos disponibles.
En cualquier caso, la evidencia científica para una indicación determinada no refleja necesariamente el actual potencial terapéutico para una enfermedad dada.
Sugeridos por el buen resultado obtenido en experiencias anecdóticas en pacientes que utilizaban los productos de la planta de cannabis "en bruto", se han llevado a cabo estudios clínicos con cannabinoides aislados, con preparados de la misma planta (cannabis fumada, extracto de cannabis). El efecto antiemético, estimulante del apetito, relajante, analgésico, y como tratamiento para el Síndrome de Tourette han sido descubiertos de esta forma.
Observaciones accidentales han mostrado también otros efectos terapéuticos. Esto ocurrió en un estudio con pacientes de Alzheimer en el que el primer objetivo era evaluar el efecto estimulante del apetito del THC, no solo hubo un aumento del mismo y ganancia de peso sino que se observó una mejoría en el comportamiento de los estudiados. El descubrimiento del descenso de la presión intraocular mediante la administración de THC a principios de los 70 fue también accidental. Otras indicaciones de interés que aún no han sido científicamente investigadas, pero frecuentes en la práctica clínica habitual, pudieran tener beneficio con un tratamiento con cannabis o cannabinoides. Por este motivo, se han realizado encuestas preguntando a aquellos que usan cannabis con fines terapéuticos, bien mediante entrevistas orales no protocolizadas en el curso de una investigación por parte de un organismo oficial o por una institución científica (la "House of Lords Select Comitte on Science and Technology" de Gran Bretaña o el "Institute of Medicine" de EE.UU.) sobre el potencial terapéutico del cannabis, o bien usando encuestas protocolizadas anónimas.
Nauseas y vómitos
El tratamiento para los efectos secundarios asociados a la terapia anti neoplásica ha sido una de las indicaciones terapéuticas más documentadas, con alrededor de 40 estudios (con THC, nabilona, otros análogos al THC, cannabis) y la mayoría de los estudios se llevaron a cabo en los 80. El THC administrado de forma aislada necesita dosis relativamente altas, por lo que comparativamente es más frecuente la aparición de efectos secundarios. En un estudio el THC se mostró menos eficaz que altas dosis de metoclopramida. No hay hechas evaluaciones que comparen al THC con los modernos antagonistas serotoninérgicos. Algunas recientes investigaciones han demostrado que a bajas dosis el THC mejora la eficacia de otros fármacos antieméticos cuando se administran juntos. Existen pruebas obtenidas a partir de estudios clínicos de que los cannabinoides también son eficaces en las nauseas y vómitos secundarios a radioterapia y los que se presentan en el postoperatorio. En la medicina tradicional los cannabinoides son muy populares y a menudo se han usado para las nauseas provocadas por otras enfermedades, como el SIDA, la hepatitis y las nauseas del embarazo.
Anorexia y caquexia
Se ha observado una estimulación del apetito como efecto del THC cuando se ha administrado en forma fraccionada una dosis total de 5 mg. al día. Cuando es necesario, la dosis diaria se puede incrementar hasta 20 mg. En un estudio a largo plazo con 94 pacientes de SIDA el efecto estimulante del apetito del THC continuó durante varios meses, confirmándose los beneficios obtenidos en un estudio corto de 6 semanas de duración. El THC aumentó el apetito al doble en una escala analógica visual en comparación con el placebo y los pacientes tendían a mantener el peso corporal a partir de los siete meses. También se han obtenidos datos satisfactorios en cuanto a ganancia de peso en un estudio con 15 pacientes de Alzheimer's que se habían negado a comer. Además, los derivados del cannabis pueden mejorar el apetito de los enfermos con cáncer y con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Espasticidad
En muchos ensayos clínicos con THC, nabilona y cannabis, se observó un efecto beneficioso en cuanto a la espasticidad causada por esclerosis múltiple o lesiones de médula espinal, así como una mejoría del dolor, la parestesia, los temblores y la ataxia, y en la medicina popular hay referencias de mejoría del control de esfínteres. También hay algunas evidencias anecdóticas de beneficio del cannabis en la espasticidad causada por lesiones cerebrales.
Síndrome de Tourette y otras enfermedades del movimiento
Hay algunos informes anecdóticos acerca del beneficio terapéutico del cannabis en el síndrome de Tourette's, en la distonía y la disquinesia tardía. El uso en el síndrome de Tourette's está actualmente empezándose a investigar en estudios clínicos y mientras muchos pacientes sólo muestran una mínima mejoría, algunos consiguen una respuesta considerable o el control total de los síntomas. En algunas pacientes de esclerosis múltiple se ha observado beneficio en la reducción de la ataxia y los temblores tras la administración de THC. A pesar de haber casos anecdóticos publicados de mejoría en el parkinsonismo y en la enfermedad de Huntington, no se han podido objetivizar dichos datos. Sin embargo, los productos derivados del cannabis pueden ser útiles en la disquinesia inducida por el tratamiento con levodopa en la enfermedad de Parkinson sin que se produzca un empeoramiento de los síntomas principales.
Dolor
Estudios clínicos amplios han probado las propiedades analgésicas de los derivados del cannabis. Entre las posibles indicaciones están el dolor neurológico de la esclerosis múltiple, el originado tras causar daño al plexo braquial, en la infección por VIH, la artritis reumatoidea, el cáncer, el dolor de cabeza, la dismenorrea, la inflamación crónica intestinal y las neuralgias.
Prurito
De acuerdo con pequeños estudios clínicos los cannabinoides, tanto por vía general como por vía tópica en pomada, disminuyen el prurito provocado por distintas causas, como por ejemplo el prurito severo que ocurre en las enfermedades hepáticas.
Glaucoma
En 1971, durante una investigación metodológica de los efectos sobre la salud en usuarios de cannabis, se observó que el cannabis reduce la presión incraocular. En los siguientes 12 años se llevaron a cabo un gran número de estudios con cannabis y distintos cannabinoides naturales y sintéticos sobre los efectos en el organismo humano así como en pacientes de glaucoma, observándose que el cannabis desciende la presión intraocular en un rango de 25-30%, llegando ocasionalmente hasta un 50%. Algunos cannabinoides no psicoactivos, y en menor medida, algunos constituyentes no cannabinoides de la planta de cáñamo también decrecen la presión intraocular.
Epilepsia
El uso en la epilepsia es también otras de las indicaciones terapéuticas clásicas del cannabis, los experimentos con animales han evidenciado el efecto antiepiléptico de algunos cannabinoides, y la actividad anticonvulsionante de la fenitoína y del diacepam se ven potenciados con el THC. Según unos pocos casos recogidos a lo largo del siglo 20, mediante el uso del cannabis, algunos epilépticos han sido capaces de controlar totalmente los síntomas. El cannabis puede ocasionalmente precipitar convulsiones.
Asma
Los experimentos sobre los efectos anti-asmáticos del THC o del cannabis datan principalmente de los setenta y son todos estudios rigurosos. Los efectos de un cigarro de cannabis (2% de THC) o de THC oral (15 mg) respectivamente, corresponden aproximadamente con el beneficio que se obtiene con la dosis terapéutica de un broncodilatador habitual (salbutamol, isoprenalina). Dado que la inhalación de los productos del cannabis pueden irritar la superficie de las mucosas, deberían desarrollarse otras alternativas de administración sistémica junto a la vía oral. Algunos pacientes experimentaron broncoconstricción tras la inhalación de THC.
Dependencia y síndrome de abstinencia
Según casos registrados a lo largo de la historia y en documentos recientes, el cannabis es un buen remedio para combatir el síndrome de abstinencia causado por la dependencia a benzodiacepinas, opiáceos y alcohol. Por esta razón, algunos han hecho referencia a ella como la puerta de salida de las drogas. En este sentido y según los beneficios observados, pueden ser útiles tanto en la reducción de los síntomas físicos como del estrés que ocurre tras abandonar la droga de abuso.
Síntomas psiquiátricos
Se ha observado una mejoría en el humor en la depresión reactiva en algunos estudios con THC y hay también recogido además casos de beneficio con cannabinoides en otros síntomas y enfermedades psíquicas, como trastornos del sueño, ansiedad, enfermedad bipolar, psicosis esquizofrénica y distimia. Según algunos casos clínicos el THC es eficaz en los trastornos compulsivos graves refractarios a tratamiento convencional. Los cannabinoides también pueden reducir los síntomas del trastorno de estrés postraumático. Distintos autores han expresado diferentes puntos de vista en cuanto a los síndromes psiquiátricos y el cannabis, mientras unos enfatizan el problema causado por el cannabis otros promueven sus posibilidades terapéuticas. Muy posiblemente los productos del cannabis pueden ser beneficiosos o peligrosos, dependiendo del caso particular.
Hiperactividad/TDAH
El cannabis puede ser beneficioso en enfermos que padezcan TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad).
Enfermedad de Alzheimer
Estudios clínicos han demostrado que en los enfermos de Alzheimer el cannabis no solo incrementa el apetito sino que reduce las alteraciones del comportamiento y la agitación.
Enfermedades autoinmunes, inflamatorias y alérgicas
En una serie de síndromes dolorosos secundarios a procesos inflamatorios (por ejemplo la colitis ulcerosa y la artritis), los productos del cannabis pueden actuar no solo como analgésicos sino además con un demostrado efecto anti-inflamatorio. Por ejemplo, algunos pacientes que utilizan cannabis manifiestan necesitar menos esteroides y otros antiinflamatorios no esteroideos. Además hay algunos casos registrados de beneficio en pacientes con diversos trastornos alérgicos que se han automedicado con cannabis. Aún no está claro el mecanismo por el cual los productos del cannabis benefician determinadas enfermedades autoinmunes.
Miscelánea, síndromes mixtos
Hay recogidos una serie de casos de buenos resultados obtenidos en situaciones médicas de difícil clasificación, como el hipo, la hipertensión arterial, el tinnitus, la enfermedad de Huntington, el Parkinson, el síndrome de fatiga crónica, el síndrome de las piernas inquietas, entre otras. Han sido descritas por diferentes autores cientos de posibles indicaciones para el cannabis y el THC. Un ejemplo es el de los satisfactorios resultados en el tratamiento de un caso de hipo crónico secundario a una intervención quirúrgica. Ninguna medicina le era eficaz, pero tras fumar un cigarro de cannabis le desaparecían completamente los síntomas.
Los productos del cannabis muchas veces muestran muy buenos resultados en enfermedades con síntomas múltiples que entran dentro del espectro terapéutico del THC, como por ejemplo, en situaciones dolorosas de origen inflamatorio (como en la artritis), o que acompañan a espasmos musculares (como en los espasmos menstruales o en lesiones de la medula espinal) o en enfermedades en las que coinciden nauseas y anorexia con dolor, ansiedad y depresión (por ejemplo en SIDA, cáncer, hepatitis C).