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La Estrategia de 5 al Día (Five a Day) del Instituto Nacional de Cáncer
de los Estados Unidos

En el año 1985 el gobierno de los Estados Unidos lanza, bajo el auspicio del Instituto Nacional de Cáncer y con mira a los planes nacionales de "Salud para Todos para el año 2000" promulgado por la O.M.S. en Alma Ata, Unión Soviética en el año 1978 , ( ) un plan para reducir la mortalidad por cáncer entre el 25 y 50% ( ) y esa iniciativa tuvo sus bases en cambios en los hábitos de fumado, alimentación, detección temprana de tumores y cambios en el tratamiento. En el campo de la nutrición, los dos objetivos fundamentales se emitieron entre el año 1985 y el año 1993 y fueron:

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  • Reducir el consumo promedio de grasas a menos del 30% de las calorías totales
  • Incrementar el consumo de fibra dietética en 20-30 gramos por día

El doctor Tim Byers, del CDC de Atlanta, dice en una publicación que incluimos en esta revisión:

"La dieta puede ser un factor importante en la causa y prevención del cáncer. Por lo tanto y para reducir el riesgo de esta enfermedad, los Estados Unidos han establecido dos objetivos a cumplir para el año 2000: Reducir la ingesta de grasas en un 18% de tal manera que la grasa no constituya más de un 30% de la ingesta calórica promedio (nivel base = 35%) y doblar el consumo de carbohidratos y ali-mentos conteniendo fibra por medio del incremento de la ingesta de frutas y vegetales a cinco porciones diarias y de granos a seis porciones por día (niveles basales 2.5 y 3.0 respectivamente). Que tanto esos cambios propuestos han progresado en la población del país es difícil de determinar"

Para tratar de lograr esa determinación el doctor Byers realiza un estudio en el que revisa las tendencias dietéticas de la población norteamericana en los 20 años que anteceden a la publicación por medio de análisis de datos de suplemento de alimentos y de estimados de la ingesta alimentaria de adultos en el país, derivados de varias muestras nacionales y de estudios individuales... Resultados y conclusiones de su estudio:

"La ingesta dietaria de grasas, considerada en términos absolutos y la proporción de calorías derivadas de la grasa ha declinado levemente en los años estudiados pero probablemente permanece alrededor del 35% de las kilocalorías. La ingesta de frutas y vegetales parece estar aumentando, sin embargo no más allá de 3.4 porciones diarias por persona entre los adultos de los Estados Unidos. Se concluye además que estos patrones pueden no estar ocurriendo igualmente en todos los estratos sociales del país.

Como conclusiones se tiene que hay evidencia de modestas mejorías en la dieta americana durante los veinte años del estudio, con decrecimiento de la ingesta de grasa y aumento de la de frutas y vegetales, pero será necesario que los cambios aceleren su paso si se quiere lograr para el año 2000, cumplir con la meta establecida. Métodos más costo-efectivos y más eficaces de vigilancia nutricional de poblaciones objetivo deben desarrollarse para lograr el desarrollo y evaluación de intervenciones nutricionales más eficientes" ( ).

En las conclusiones de su artículo Byers enfatiza que se han producido cambios en los hábitos dietéticos de los norteamericanos, con una disminución de la ingesta de carnes rojas (* ) y un aumento de la ingesta de pollo.

Sin embargo la ingesta de grasas y aceites ha seguido en aumento (un trabajo por Stephen y Wald, publicado en el American Journal of Clinical Nutrition, de 1990 -- parece indicar una leve declinación de la ingesta de grasas sobre todo entre 1950 y 1970 entre los hombres y mujeres, con un estancamiento en el sexo masculino y un leve incremento en el sexo femenino desde 1970 hasta 1985 - ver gráfico No 1).

También la ingesta de productos vegetales frescos, incluyendo frutas y verduras, ha aumentado progresivamente en los veinte años que él incluye en su estudio, el uso de leche completa ha declinado sustancialmente mientras que el consumo de la variedad baja en grasa ha aumentado considerablemente.

En el año 1993, Jerianne Heimendinger una nutricionista del Instituto Nacional del Cáncer, de Bethesda, Maryland, publica en "Cáncer" ( ) un artículo del que extractamos el siguiente comentario:

"Como la evidencia acumulada continua indicando una necesidad para que los americanos modifiquen los patrones corrientes de ingesta alimentaria y otros aspectos del estilo de vida a fin de disminuir el riesgo de enfermedades crónicas, la demanda de intervenciones nutricionales comunitarias se acrecenta. Todas las intervenciones de este tipo requieren ciertos elementos básicos tales como obje-tivos mesurables y evaluaciones de robusto diseño. Sin embargo, hay otras estrategias de mayor jerarquía cuya aplicación contribuiría a la investigación base para las intervenciones comunitarias. Este artículo se enfoca en tres de esas estrategias:

  • Uso de los objetivos nacionales de los Estados Unidos.
  • Uso de los canales comunitarios
  • Desarrollo de intervenciones basadas en teorías de comportamiento saludable (Estilos de vida y entorno saludables".

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En América Latina estas estrategias han tenido también mucho énfasis en los últimos años con el resurgimiento de los planes de "promoción de la salud", tal como se ilustra en la publicación del Centro Interamericano de Estudios de la Seguridad Social "Manos a la Salud". ( )
Heimendinger continúa en su artículo señalando que: "La necesidad del cambio en los hábitos dietéticos con el objeto de reducir el impacto de las enfermedades crónicas en la población se ha vuelto un asunto trascendente y, conforme aumenta la demanda para trasladar los descubrimientos científicos en efectivas acciones comunitarias, varias estrategias deben ser implementadas.

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En los años anteriores a la publicación de este artículo", señala la autora "la División de Pre-vención y Control de Cáncer, del Instituto Norteamericano de Cáncer, (NCI) ha desarrollado un grupo de políticas que se estudian en el presente artículo y que pueden resumirse en el "Programa del NCI de 5 al día para Mejor Salud". Pretende ella analizar estrategias de aplicación y evaluación enfocadas en ejemplos con algunas tácticas basadas en métodos de aplicación poco frecuente.

Una distinción importante entre estudios clínicos y estudios de intervención comunitaria es que éstos alcanzan a las personas en sus ambientes naturales, dondequiera que se encuentren, o sea generalmente en sus sitios de trabajo. Esta técnica representa un importante reto ya que se deben buscar los canales y organizaciones comunitarias adecuados a través de los cuales hacer entrega de mensajes efectivos para lograr el cambio. Esto, más el hecho de que hay que negociar con los administradores para garantizar el acceso a la población, hace que los investigadores se conviertan en parte del grupo y establezcan esfuerzos en colaboración con los miembros del grupo que recibe la intervención. En el caso de canales comunitarios, una variedad de estrategias se requiere para la utilización creativa de las dinámicas del proyecto:

Dr. Manuel Piza
diagnostico@racsa.co.cr

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