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Código Europeo contra el Cáncer

Evite el exceso de peso, haga más ejercicio físico y limite el consumo de alimentos ricos en grasas

Se incluyen dos diferentes factores de riesgo potenciales en este punto: la obesidad (o el exceso de peso) y el consumo importante de materia grasa. Sin embargo, no se correlacionan completamente estos factores puesto que las diferencias de peso de una población no se explican fundamentalmente por la ingestión de materia grasa. Por eso debemos explicar estas dos afirmaciones de manera independiente.

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Está demostrado que la obesidad es una causa importante de morbilidad y de mortalidad en general, pero conviene no olvidar que se pueden asociar al mismo tiempo diferentes determinantes del peso corporal, como la actividad física y la ingesta energética total, al riesgo de padecer determinadas enfermedades, en particular cáncer.

Además, parece demostrado que el consumo de tabaco puede ser un factor importante de confusión en los estudios epidemiológicos que analizan la relación que existe entre peso relativo, cáncer y otros trastornos. El alcohol es también un alimento energético, y su consumo excesivo se ha asociado tanto con el riesgo de cáncer como con un mayor peso relativo. Estos comentarios tienen por objeto poner de relieve las dificultades metodológicas y la importancia de comprobar los factores distorsionantes al determinar el efecto real y preciso que tienen el peso corporal relativo o el exceso de peso en el riesgo de cáncer.

Se deberían examinar asimismo otros elementos, como el factor hereditario de la obesidad y la correlación altamente significativa entre los valores del índice de masa corporal durante la infancia y la edad adulta o, en otros términos, la existencia probable de períodos críticos durante la infancia para el desarrollo ulterior de una obesidad. Lo mejor podría ser adaptar un mensaje práctico sobre la manera de evitar el exceso de peso de los niños o los adolescentes, con el fin de intentar centrar los esfuerzos de prevención en estas etapas del desarrollo.

Se ha intentado sistemáticamente describir el patrón de distribución de la incidencia del cáncer y de la mortalidad en las personas que presentaban un exceso de peso. La American Cancer Society hizo el seguimiento de una cohorte de un millón de personas y analizó los datos proporcionados por 750.000 voluntarios que rellenaron un cuestionario detallado de cuatro páginas en las que se incluían preguntas sobre la talla y el peso. Este estudio puso de manifiesto un mayor índice de mortalidad por cáncer colorrectal, de próstata, de cuello del útero, de cuerpo del útero, de vesícula biliar y de mama. Globalmente, las personas con un exceso de peso del 40% o más presentaban un índice de mortalidad por cáncer de 1,33 para los hombres y de 1,55 para las mujeres. El segundo estudio de cohorte fue realizado en Dinamarca y en él se estudiaron 44.000 obesos, de quienes se comparó la frecuencia de cáncer con la del conjunto de la población danesa.

La incidencia general fue un 16% más elevada en la cohorte de estas personas, y las principales localizaciones de los cánceres fueron el cuello del útero, el páncreas, la próstata, el colon, el esófago, el hígado y la mama entre las mujeres de más de 70 años. Entre las mujeres más jovenes se observó una menor frecuencia del cáncer de mama. Algunos de los mecanismos susceptibles de explicar el efecto del exceso de peso están quizá vinculados a los perfiles hormonales (cánceres de mama y de endometrio), al consumo de alcohol (cáncer de esófago y de hígado en el estudio danés) y a las prácticas alimentarias (localizaciones como el colon o el páncreas).

También se dispone de datos que hacen pensar que un consumo total de grasa que sobrepase un 40% de calorías puede actuar como un factor de riesgo para el cáncer de colon y de próstata y, hasta cierto punto quizá, para el cáncer de páncreas, de ovario y de endometrio. No obstante, la hipótesis según la cual un consumo más importante de materias grasas aumenta el riesgo de cáncer de mama aún no ha sido demostrada en los principales estudios de cohortes y de casos.

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Además, diferentes tipos de grasas (saturadas, poliinsaturadas, monoinsaturadas, o grasas vegetales parcialmente hidrogenadas) pueden tener distintos efectos sobre el riesgo de cáncer. Es interesante observar que algunos datos metabólicos, así como la situación existente en los países europeos de la cuenca mediterránea, parecen indicar que el consumo de una proporción importante de energía en forma de grasa monoinsaturada no sería nocivo y podría ser, en determinados casos, beneficioso.

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En resumen, los datos disponibles implican que una reducción del consumo de grasas alimentarias que vaya más allá de las recomendaciones actuales no es probable que tenga un efecto tangible y prolongado sobre la obesidad corporal, mientras que la reducción moderada del consumo de grasa alimentario recomendado puede tener un efecto ligero sobre la incidencia del cáncer, la mortalidad por cáncer o la mortalidad global. Como en el caso de las primeras evidencias, que sugieren una asociación inversa entre la proporción de grasa monoinsaturada en la alimentación y el riesgo de cáncer, son necesarias investigaciones complementarias antes de difundir un mensaje realmente fundado. Por otra parte, puede ser útil apoyar el mensaje subyacente enviado al conjunto de la población sobre las ventajas de evitar el exceso de peso.

No obstante, la toma de conciencia del vínculo existente entre el tabaquismo y el peso corporal relativo es esencial para que los médicos clínicos y de salud pública intenten modificar los comportamientos nocivos para la salud, lo que parece especialmente importante por lo que respecta a los que intentan dejar de fumar. Se deberían formular sin ambigüedad estrategias sanas que permitan mantener el peso corporal sin volver a fumar. Sería necesario también poner de relieve el hecho de que la disminución del peso corporal y la reducción del consumo de grasa, en particular de grasas saturadas, no sólo ayuda a prevenir el cáncer, sino que parece tener efectos beneficiosos sobre las enfermedades cardiovasculares.

Referencias básicas

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Aviso

La información que usted encontrará en este artículo no pretende substituir el necesario consejo médico o la necesidad de un tratamiento profesional médico para una dolencia o transtorno en su salud.

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Siempre debe consultar a un médico ante cualquier duda sobre su salud y antes de comenzar un nuevo tratamiento con medicamentos, dieta o programa de ejercicio físico


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