Nociones Básicas sobre la Generación de un Ser Humano y
Sobre la Píldora Anticonceptiva de Emergencia
El comienzo de un nuevo individuo
Está bien establecido que- tanto en la especie humana como en otras especies animales- cada nuevo individuo se forma, habitualmente, por la unión de un espermatozoide con un ovocito, conocido más comúnmente como óvulo. Esta unión se llama fecundación.
Tanto el espermatozoide como el óvulo son células, ambas están vivas en el momento de unirse y siempre lo estuvieron, ya que se formaron a partir de otras células vivas. Al unirse, dan origen a una célula única llamada cigoto, que también está viva. Si los gametos (espermatozoide y óvulo) que se unieron eran humanos, el cigoto resultante también lo es.
Por lo tanto, la pregunta ¿Cuándo comienza la vida humana? no es pertinente, pues la vida humana no comienza, sólo continúa.
Preguntarse, en cambio, ¿Cuándo se puede decir que ya hay un nuevo individuo? sí es pertinente. La respuesta simple es que el nuevo individuo se inicia cuando ocurre la fecundación.
¿En qué momento del ciclo menstrual ocurre la fecundación?
El ciclo menstrual comienza con el primer día de la menstruación y termina 24 a 35 días después, a no ser que se produzca un embarazo. Para que se produzca embarazo tiene que haber fecundación, pero no todas las fecundaciones dan lugar a embarazo.
Para que haya fecundación tiene que ocurrir la ovulación y por lo menos un coito cercano a ella, pues es necesario que se encuentren un espermatozoide con un óvulo y que ambos estén en buenas condiciones para poder unirse. Esto sólo se puede lograr si el coito antecede a la ovulación por no más de cinco días o si coincide con la ovulación.
Aún así, en la mitad de los casos en que esta condición se cumple, no se produce la fecundación, ya sea porque los gametos no se encuentran, porque son defectuosos o porque el medio ambiente que los rodea no es propicio.
Aproximadamente el 90% de los ciclos menstruales son ovulatorios y en ellos la ovulación puede ocurrir en cualquier día desde el día 10 al día 22. La ovulación es el proceso por el cual el óvulo completa su maduración y sale del ovario.
Una vez que ocurre la ovulación, el óvulo tiene que ser fecundado dentro de las 24 horas siguientes. Si ello no ocurre, el óvulo se deteriora y pierde la capacidad de formar un nuevo individuo. Por lo tanto, estas características del óvulo y el momento en que ocurre la ovulación determinan que la fecundación puede ocurrir solamente en uno de los 13 días comprendidos desde el día 10 al día 22 del ciclo menstrual.
¿Cuándo ocurre la fecundación después de un coito?
Muchas personas creen que la fecundación se produce inmediatamente después de una relación sexual, pero no es así. Después de un coito, los espermatozoides pueden permanecer en el interior de la mujer en un estado capaz de fecundar hasta aproximadamente seis días.
Si el coito ocurre cinco días antes del día en que ocurre la ovulación, la fecundación ocurrirá al 6° día después del coito. Si el coito ocurre el mismo día de la ovulación, la fecundación puede ocurrir dentro de las siguientes 24 horas.
Es decir, la fecundación puede ocurrir en la mujer en cualquiera de los días comprendidos desde el 1° al 6° día después del coito. Por lo tanto, no todos los individuos inician su existencia al día siguiente de un coito.
El desarrollo del cigoto desde la fecundación hasta la implantación.
La fecundación ocurre habitualmente en la trompa de Fallopio, que es un tubo que conecta el ovario con el útero. El cigoto resultante de la fecundación es una célula que tiene la potencialidad de desarrollarse y llegar a ser un humano constituido por miles de millones de células, del mismo modo que una semilla puede llegar a ser un árbol a través de un proceso de crecimiento y desarrollo.
Si bien la semilla puede llegar a ser un árbol, aún no lo es; o si bien un huevo puede llegar a ser una gallina, aún no lo es. Asimismo, el cigoto humano puede llegar a ser un embrión, un feto, un recién nacido o una persona adulta, pero aún no lo es. Necesita desarrollarse.
Aproximadamente tres a cuatro días después de la fecundación, si el cigoto se ha desarrollado normalmente, está constituido por 8 a 10 células y pasa al útero donde continúa desarrollándose, inmerso en el escaso fluido que llena la cavidad del útero. En este medio alcanza el estado de desarrollo llamado mórula y posteriormente el estado de blastocisto.
Antes de implantarse, el blastocisto consta de unas 200 células. La mayoría de estas células están destinadas a formar la placenta y otros órganos que más tarde se desechan. Un 7 a 10% de las células del blastocisto están destinadas a formar el embrión. Hasta aquí, la mujer no tiene manera alguna de reconocer que tiene un nuevo individuo en su útero.
En el séptimo día de desarrollo, el blastocisto humano se anida o implanta en la capa interna del útero, llamada endometrio. Para que esto ocurra, es preciso que el endometrio se haya hecho receptivo por la acción que ejercen sobre él las hormonas del ovario, que son el estradiol y la progesterona.
La implantación consiste en que el blastocisto se sumerge en este tejido materno. A partir de la implantación, el cuerpo materno reconoce de un modo evidente que hay un nuevo individuo en desarrollo y comienza a reaccionar a su presencia. Por esta razón, la Organización Mundial de la Salud considera que el embarazo, que es una condición de la madre y no del nuevo individuo en desarrollo, comienza con la implantación.
Dicha reacción del cuerpo materno se debe, en parte, al hecho de que cuando ocurre la implantación, las células que van a dar origen a la placenta comienzan a secretar una hormona conocida como gonadotrofina coriónica humana (HCG). Esta hormona pasa a la sangre materna y actúa sobre el ovario para impedir que se produzca la menstruación.
El desarrollo del embrión a partir de la implantación
La menstruación, comúnmente conocida como la regla, es el desprendimiento del endometrio acompañado de sangrado, que se produce debido a que el ovario deja de producir progesterona. Cuando no hay embarazo, esto ocurre aproximadamente unos 14 días después de la ovulación.
Si llega a ocurrir la regla después que se ha implantado un blastocisto, éste es expulsado junto con la menstruación. Para evitarlo, el blastocisto le da una señal al organismo materno (la HCG), para que el ovario siga produciendo progesterona, la cual es indispensable tanto para que el blastocisto se pueda implantar como para que se mantenga el embarazo.
De este modo, cuando el blastocisto que se anidó en el útero continúa su desarrollo, no se produce la menstruación. La mujer nota que no le llegó la regla y esto suele ser el primer indicio que ella tiene de estar embarazada.
A esta altura del proceso, está empezando a formarse el embrión. Desde la perspectiva biológica, aún es un individuo muy incipiente pues carece de cerebro, de corazón, de extremidades y de todos los órganos que posee el feto, el recién nacido o el adulto.
Su desarrollo es mínimo y no posee aún el substrato biológico indispensable para tener sensaciones, emociones, pensamientos o deseos. No obstante, está dotado de una gran capacidad para seguir desarrollándose y eventualmente adquirir los órganos y funciones que le permitirán existir como persona humana.
Las fallas naturales del proceso generativo humano
En la mujer, aproximadamente la mitad de los cigotos que se forman se eliminan natural y espontáneamente antes de que se produzca el atraso menstrual. En esos casos, la mujer no alcanza a notar que tuvo un cigoto, un blastocisto o un embrión en su interior.
Cuando se hace un seguimiento a cien parejas que tienen relaciones sexuales libremente varias veces en el mes y que no hacen nada para evitar el embarazo, se observa que en 25 de las mujeres se produce embarazo en el primer mes; en el 25% de las 75 mujeres restantes se produce en el segundo mes y así sucesivamente.
La explicación es que, en cada mes, en el 50% de las parejas no hay fecundación y que del 50% de las fecundaciones que ocurren, la mitad de ellas no da lugar a embarazo, porque el producto de la fecundación se elimina espontáneamente antes de que se produzca atraso menstrual.
Lo que pasa normalmente con los espermatozoides después de un coito
Un coito deja millones de espermatozoides en la vagina. En las mejores condiciones, miles de estos entran al cuello del útero donde la inmensa mayoría se estaciona. Unos pocos cientos ascienden en minutos hasta la trompa de Fallopio, pero observaciones hechas en animales de experimentación muestran que éstos no tienen capacidad de fecundar.
Los que quedan en el cuello del útero constituyen una fuente de la cual van saliendo sucesivamente grupos de espermatozoides, que ascienden hasta la trompa de Fallopio en los días que siguen.
Algunos espermatozoides de cada grupo se adhieren durante horas a las células de la trompa, proceso en el cual adquieren la capacidad de fecundar. Una vez que se sueltan, mantienen esta capacidad por pocas horas o minutos mientras van en busca del óvulo.
Por ello, es necesario que sigan llegando nuevos espermatozoides que los reemplacen, hasta que se produzca la ovulación.
La migración de los espermatozoides hasta el sitio donde se produce la fecundación puede ocurrir en la forma descrita hasta que se produce la ovulación, pero en ningún caso se prolonga por más de 6 días después de un coito.
Si bien los espermatozoides pueden esperar al óvulo durante días, el óvulo puede esperar a los espermatozoides capaces de fecundar sólo por algunas horas.
Métodos anticonceptivos de emergencia
Se denomina Anticoncepción de Emergencia (AE) a los métodos anticonceptivos que las mujeres pueden utilizar en los días siguientes a un coito sin protección anticonceptiva, con el fin de evitar un embarazo no deseado.
Para tal efecto, se usan pastillas de levonorgestrel solo, o pastillas combinadas de estradiol y levonorgestrel. Ambas contienen las mismas hormonas que se usan regularmente como anticonceptivos. La diferencia es que la AE se administra en dosis más altas y solamente dentro de las 72 horas que siguen a la relación sexual no protegida.
Las pastillas de levonorgestrel solo son más efectivas para prevenir el embarazo y tienen menos efectos molestos que las combinadas.
Las pastillas para AE son inocuas y no tienen contraindicaciones médicas. Están aprobadas por la Organización Mundial de la Salud y por las agencias reguladoras de medicamentos de Europa, Estados Unidos y muchas de las de Asia y de América Latina.
Estas agencias exigen que los productos pasen por un riguroso escrutinio de su seguridad y eficacia antes de ser aprobados. La AE permite evitar embarazos no deseados: cuando no se ha usado otro método antes del acto sexual, cuando el método utilizado ha fallado o cuando ha habido una violación.
En la mayoría de los países, las normas para el manejo de los casos de violación incluyen el uso de la AE. En los países en que no es así, las mujeres que han sido violadas están prácticamente obligadas a correr el riesgo de embarazarse, por no tener la AE como una opción para evitar el embarazo.
Se estima que después de un acto sexual único que tenga lugar en la segunda o tercera semana de un ciclo menstrual se embarazan solamente 8 de cada 100 mujeres. Cuando las mujeres usan las pastillas de levonorgestrel dentro de las primeras 72 horas después del coito, se embaraza sólo una.
Es decir, usado de ese modo, el levonorgestrel previene sólo el 85% de los embarazos. Cuando el levonorgestrel se usa en las primeras 24 horas después del coito, es casi 100% efectivo (99.5%), pero si se usa a las 72 horas, la tasa de embarazos aumenta 10 veces.
Por lo tanto, la eficacia de este método es mayor mientras más pronto se use después del coito, lo cual es difícil de conciliar con un mecanismo anticonceptivo posterior a la fecundación
Lo que pasa después de tomar la píldora anticonceptiva de emergencia
Cuando una mujer toma la píldora anticonceptiva de emergencia dentro de las primeras 72 horas después de un coito, es posible que ésta impida la ovulación si aún no ha ocurrido, que interfiera con la migración de nuevos grupos de espermatozoides desde el cuello uterino hasta la trompa o que interfiera con el proceso de adhesión y capacitación de los espermatozoides en la trompa.
A través de cualquiera de estos mecanismos es que la píldora puede impedir la fecundación.
Si ya ha ocurrido la fecundación cuando la mujer toma la píldora, tiene un 50% de probabilidades de embarazarse, ya que como se describió en los párrafos anteriores, el 50% de los cigotos se pierde espontáneamente. Si el cigoto es normal y viable, la píldora no impedirá ni alterará su desarrollo, pues la sustancia que contiene es una progestina sintética.
Esto explica que el método sea poco eficaz para prevenir el embarazo cuando se usa tardíamente.
Una progestina sintética es una molécula semejante a la progesterona y actúa en el organismo del mismo modo que ella. La administración de progesterona en ciertos momentos del ciclo menstrual inhibe la ovulación y la migración espermática, pero la progesterona que produce el ovario a partir de la ovulación o la que se administra después de la fecundación, favorece el establecimiento y mantención del embarazo.
De ahí su nombre, ya que progestina quiere decir pro-gestación.
El levonorgestrel, la progestina sintética que contiene la píldora anticonceptiva de emergencia que se propone poner a disposición de las mujeres chilenas que necesiten y quieran usarla, hace lo mismo que la progesterona.
La progesterona no es abortiva, aunque se administre en altas dosis. Por el contrario, es esencial para el embarazo.
El mecanismo de acción de las píldoras anticonceptivas de emergencia aún no está enteramente resuelto. Para hacerlo, se requiere llevar a cabo investigaciones muy difíciles y costosas debido a las realidades éticas, logísticas y técnicas que hay que superar.
Los datos disponibles en la literatura científica no proveen ninguna evidencia de que el levonorgestrel impida el embarazo por un mecanismo que implique eliminación del embrión ya sea antes, durante o después de la implantación. Tampoco hay evidencia de que nunca lo haga.
La inhibición de la ovulación y la alteración de la migración espermática son los únicos mecanismos comprobados hasta el momento.
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Autor: Dr. Horacio B. Croxatto
Actualizado: 9 de Octubre, 2018