Alimentación saludable para personas usuarias de sillas de ruedas
Las personas usuarias de sillas de ruedas, deben prestar atención a su régimen alimentario, debido a que existen una serie de aspectos asociados a su condición, que influyen de manera directa en su estado de salud, por lo que deben tener control de la cantidad, calidad y variedad de los alimentos incluidos en su dieta.
Disminución del gasto energético total
Uno de los factores que se presentan en los usuarios de sillas de ruedas es la disminución del gasto energético total debido a una baja termogénesis por actividad, es decir, hay un bajo o menor consumo de energía en las actividades, y el comer en exceso puede contribuir más a la ganancia de peso que la misma actividad física reducida.
Para lograr control sobre el apetito, es indispensable consumir carbohidratos complejos, los cuales se absorben más lentamente ya que tienen una composición que le exige al cuerpo más trabajo para digerirse, liberando así energía por tiempo más prolongado y otorgan mayor sensación de saciedad.
Entre los alimentos fuente de este tipo de carbohidratos se encuentran:
- Leguminosas (frijoles, lentejas o arvejas y garbanzos)
- Panes y cereales de granos integrales
- Vegetales
Alimentos que se deben evitar:
Deben evitarse el consumo de carbohidratos simples como azúcar, mermeladas, pan y arroz blanco, ya que este tipo de alimentos se absorbe rápidamente y sí esa energía no se utiliza de inmediato se convierte con facilidad en grasa corporal.
Estreñimiento
Otro problema frecuente es la constipación o estreñimiento, ya que al permanecer constantemente sentado se disminuye los movimientos intestinales.
Para tratar este padecimiento, es necesario el consumo simultáneo de dos factores: fibra y líquido.
La fibra, además de ser un carbohidrato complejo, tiene la particularidad de pasar intacta por el sistema gastrointestinal, es decir llega hasta el colon y allí aumenta la consistencia y el volumen de las heces (las heces deben ser grandes y blandas no en trozos separados y duros) y así facilita las deposiciones.
El consumo de fibra debe rondar entre 25-30 gramos/día, por lo que se debe procurar consumir cinco porciones entre frutas y vegetales frescos/día.
Si se consume fibra sin suficiente agua, se corre el riesgo de empeorar la situación, por lo que se debe beber suficiente cantidad de líquido, son necesarios como mínimo el equivalente a ocho vasos de líquido/día, en donde al menos la mitad corresponda a agua pura.
Para ayudar a satisfacer las necesidades de líquido, se pueden consumir alimentos que tengan más de un 90% de composición de agua en su peso, como por ejemplo la sandía, piña, lechuga, pepino, entre otros.
Las necesidades de líquido pueden aumentar o disminuir según el estado de salud y padecimientos de la persona.
Riesgo de trombosis
La inmovilidad es un mecanismo que conlleva a una disminución del flujo sanguíneo, lo cual es un factor de riesgo para padecimientos como la trombosis (formación de un coágulo en el interior de un vaso sanguíneo).
Se deben ingerir nutrientes que ayuden a que la sangre fluya adecuadamente como por ejemplo el ácido graso omega-3, que posee efecto antitrombótico ya que modula la trombosis al intervenir en el proceso de la coagulación, y, además, promueve la producción de óxido nítrico (sustancia que estimula la relajación de los vasos sanguíneos).
Los pescados azules o grasos como el atún, el salmón, la sardina, el arenque, la macarela (caballa) y los mariscos son algunas de las mejores fuentes alimentarias de omega-3.
Lo recomendable es consumir pescado rico en omega-3 más de dos veces por semana.
Por otro lado, se debe evitar el consumo de alimentos fuente de grasa saturada como embutidos, lácteos enteros, mantequilla, repostería, comida chatarra, ya que contribuyen negativamente a la circulación sanguínea al aumentar la viscosidad de la sangre.
La vitamina C posee funciones antioxidantes y vasodilatadoras, por lo que es otro nutriente que contribuye a la salud del sistema cardiovascular.
Son fuentes de vitamina C el chile dulce, mango, piña, brócoli, jugo de naranja, limón y tomate.
Retención de líquido en las piernas (edema)
También es común observar las piernas hinchadas debido al edema (retención anormal de líquido); por lo que se requiere una ingesta adecuada de potasio que es un mineral que regula el equilibrio de agua en el cuerpo.
Es beneficioso consumir alimentos ricos en potasio como frijoles, tomate, pera, naranja, banano y papa.
El aumento en la ingesta de potasio debe ir de la mano de una reducción en la ingesta de sodio, el cual, a pesar de intervenir en procesos vitales del organismo, si se consume en exceso puede generar retención de líquido.
La sal es la principal fuente alimentaria de sodio, por lo que a la hora de cocinar ésta se debe incorporar en pequeñas cantidades y se debe agregar siempre al final de la cocción (ya que el calor debilita el sabor de la sal por lo que al final se terminará agregando más sal si se agrega mientras se cocina).
También, se debe evitar el uso de consomés para la preparación de los alimentos debidos a que son muy ricos en sal y en su lugar utilizar especias o hierbas naturales como ajo, cebolla, culantro, laurel, orégano, tomillo, comino, cúrcuma, pimienta, albahaca, entre otros.
Otra recomendación es eliminar el salero de la mesa y reducir el consumo de alimentos ricos en sal como snacks, alimentos enlatados, sopas instantáneas, etc.
Formación de úlceras por presión
La movilidad reducida puede ocasionar la aparición de úlceras por presión.
La úlcera es un área de la piel que se lesiona debido a que la presión continua por un largo periodo de tiempo impide el flujo de sangre de los vasos sanguíneos hacia la piel.
Si se desarrollan úlceras el tratamiento debe ser manejado por un equipo multidisciplinario y depende de la gravedad de la misma en función de su profundidad y nivel de afectación.
En cuanto a la nutrición uno de los aspectos necesarios es la optimización de la ingesta de proteína, es decir, se debe promover el consumo de alimentos como:
- Lácteos y quesos descremados
- Carnes blancas
- Frutos secos o nueces (maní, almendras), claras de huevo
- Leguminosas como los frijoles, garbanzos, lentejas, frijol nacido, etc.
Osteoporosis
La salud del sistema óseo se puede ver afectada, ya que la disminución de la actividad del sistema muscular reduce la tensión del músculo sobre los huesos y esto conlleva a una pérdida de calcio.
Por esta razón se debe optar por el consumo de alimentos ricos en calcio como leche, queso, almendras, ajonjolí, sardina y vegetales de hoja verde.
La vitamina D estimula la absorción intestinal de calcio por lo que conjuntamente se deben consumir alimentos ricos en esa vitamina como atún, hígado de res, o alimentos fortificados con vitamina D como jugo de naranja, yogurt y cereales.
La vitamina D la sintetiza el organismo al exponerse a la luz solar. Por lo que es recomendable la exposición al sol durante 15-20 minutos de 2-3 veces a la semana.
Pérdida de masa muscular
La inmovilización también conduce a una reducción de la masa y función muscular, por lo que una vez más, es fundamental una adecuada ingesta de proteína.
El zinc es un mineral que confiere protección ante la degradación muscular e interviene en el incremento de la masa ósea.
Las mejores fuentes alimentarias de zinc son las ostras, el pescado, carnes de aves, cereales de desayuno enriquecidos y de grano entero, frijoles y productos lácteos.
Asimismo, una dieta rica en alimentos fuente de potasio y omega 3 ayuda a mantener los músculos en buen estado.
Dolor muscular y artritis
Finalmente, las personas con movilidad reducida, son más propensas al dolor y la inflamación articular.
Es recomendable limitar los alimentos que promueven la inflamación como la carne roja y el alcohol e incrementar el consumo de alimentos de origen vegetal (frutas, vegetales, semillas) y los alimentos con efecto antiinflamatorio, como las fuentes de omega 3.
Dra. Stephanie Cordero Araya.
Nutricionista - Directora: PRONUT Asesoría Nutricional.
Tels.: (+506) 2250.6168 | 8578.4765
Correo electrónico: dra.pronut@gmail.com
Bibliografía:
- Mahan, K., Escott-Stump, S. y Raymond, J. (2013). Krause Dietoterapia. (13ª ed.). España: Elsevier.
- Menchú, M., Torún, B., Elías, L.G. (2012). Recomendaciones dietéticas diarias del INCAP. Guatemala. INCAP. Escott- Stump, S. (2010). Nutrición Diagnóstico y Tratamiento. (6ªed.). Barcelona. España: Linppincott Williams & Wilkins.